Lana de colores: Así empezó todo

jueves, 19 de noviembre de 2009

Así empezó todo

... de pronto, les crecieron historias a los dibujos.


EL FUTURO

Un día el futuro se marchó llevándose nuestro pasado. Quedamos atrapados en un instante, nauseabundo y asfixiante, dando vueltas en lo oscuro. Tuvimos que apartar las telarañas de segundos muertos, y escarbar en amasijos de ayeres, y buscar entre la chatarra de los siglos hasta que volvimos a encontrar el futuro. Pero el futuro que encontramos estaba inacabado: le faltaba la ilusión. Así que plantamos árboles a la orilla del futuro y arrancamos pedazos de tiempo al instante nauseabundo; y con esos pedazos de tiempo construimos nidos de ilusión que colocamos en los árboles. Y las paredes del instante se hicieron tan finas que el futuro las atravesó con sus ramas llenitas de verde esperanza. Y, mientras el instante se rompía, nuestros cabellos se pintaron de blanco sabiduría y las arrugas de nuestros rostros se plancharon con la inocencia. Volvíamos a ser viejos de recuerdos y niños de quimeras: merecía la pena tener un presente para vivir.


LA AMISTAD

Quise tener el sol y la luna entre mis manos. Alcé los brazos al cielo mientras me sostenía sobre las puntas de mis pies. Pero el sol y la luna jugaban al escondite alejándose de mí. Tanto me estiré que, al fin, me caí. La luna intentó cogerme tirando de mi sombra y el sol intentó detenerme tirando de mi perfil. Ni la luna consiguió llevarme a su noche ni el sol a su día, entre los dos me dejaron, sola, sin sombra, en el espacio de penumbra, donde no podía soñar ni despertar. Estando allí llegó una silueta de seda, misteriosa como la luna, alegre como el sol y muda como el fondo del mar. Su presencia me envolvió en un halo de ternura y tuve que buscar más allá de las palabras para agradecerle aquella dulce sensación. Le ofrecí mi mano y ella me tendió la suya y las dos tocamos la amistad. Y así me sacó del duermevela. Y se ató a mis pies con sus hilos de misterio y fue mi sombra compañera. Y la quise con mi tristeza y mi locura, por su alegría y su ternura.
Desde entonces, entre mis manos, retozan el sol y la luna.



LA MUERTE

La muerte, pequeña bola oscura, legó un día avasallando la vida con su cara de horror. Entró sin llamar, esparciendo sus gasas de exterminio por cada rincón. Intentamos detenerla con efluvios de optimismo que ni alcanzaron a rozarla. De a poco, mediana mancha negra se fue instalando en nosotros: primero, tomó el corazón como lecho y, después, la cabeza como despensa, y nos atrapó su fúnebre presencia congelándonos la sonrisa. Entonces nos atrevimos a nombrar su nombre, con miedo y sin respeto, para tentar su fuga. Pero, al fin, gran nebulosa negra, nos acostumbró a ella: cruzarse en el pasillo con su silencio, sentir su frío en el frigorífico, palpar su dureza en los muros, ver su vacío en la ventana. Se hizo tan de la familia que, a la hora de comer, ponemos un cubierto más en la mesa.



LA HUIDA

Una mano atando los gestos de mis manos, un pie sentado sobre mis pasos, un beso tapando mis palabras. Mi cuerpo, pesado, dando tumbos, intentando liberarme de la opresión, invoca a la huida con su danza. La huida, señora de la libertad, aparece sobre mis ojos, susurrando en mi oído: “dame tu rabia, tu tristeza, tu frustración y tu miedo”. Y frotando a los cuatro con espuma de mar los convierte en cuatro puntas de estrella. “Tómalas, si las utilizas bien serán tus alas, podrás huir hacia fuera, donde hay búsqueda y esperanza. Si las utilizas mal serán losas, caerán sobre ti y solo podrás huir hacia adentro donde encontrarás la destrucción total”. Y volando voy subiendo, y, alejándome, se hacen pequeños todos aquellos a los que conocí: los que me quisieron y no me entendieron, los que me quisieron y no me lo dijeron, los que me quisieron y no me cuidaron, los que me quisieron y me agobiaron, los que me quisieron y me abandonaron; y también, los que me odiaron.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Quisiera ir volando en una estrella como esa, con cuatro puntas...qué bueno que la compartas. ¿Qué mas nos dejarás ver? Hay mucha vida por ahí dentro, y se intuye generosa y profunda.
Volveremos a encontrarnos...

Anónimo dijo...

Quisiera decirte muchas cosas...
Ánimo, seguro que no has hecho más que empezar y vas a encontrar todas las salidas del laberinto....
Enhorabuena y gracias por compartir

La Rabina

Anónimo dijo...

Decir precioso es poco... no se me ocurre qué decir... parecería que tengo el síndrome de Stendhal, quien dijo "Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados"...
Yo también quiero huir por siempre... una huida hacia adelante, préstame tu estrella para hacerlo...
Y hoy Santa Cecilia...
TRISTIA

Alejandra dijo...

La Palabra gracias se quedan cortas, cuando detrás de estas líneas encuentras una mujer que crece contigo y te comparte sus experiencias más profundas a través el arte. No son solo los dibujos a los que les crecieron historias… es tu historia que se escribe día a día, unos días blancos y negros, otros de colores, unos con la lana en ovillo y otros con la lana enredada, una historia, TU... un beso enorme a la artista... y muchas gracias por el enlace :)

Marian dijo...

Cada cosa nueva que haces, me hace sentirme, aún si cabe, más orgullosa de tí. No paro de descubrirte, y cada mano que me tiendes para hacerlo me enseña tu gran profundidad, pero sobre todo tu valentía. No dejes de investigar en tí, y sobre todo, gracias por comparatirlo con los demás. Te quiero.