Se fue. Creyó que nuestro amor, tan grande, no cabía en un mundo tan estrecho.
Años después la encontré. Estaba ensanchando el mundo para otros.
lunes, 28 de diciembre de 2009
Adiós
jueves, 24 de diciembre de 2009
Las dos orillas de amor
domingo, 13 de diciembre de 2009
¿Adónde van los besos?
No supe qué contestarle.
Al despertar, el nuevo día me dio la respuesta:
Amanece gris tristeza
el cielo
posando sobre mi ventana
los besos que no me dieron.
Como lágrimas resbalan,
como lágrimas.
Del sueño al mordisco
Se hizo el silencio
domingo, 29 de noviembre de 2009
Patas arriba hacia adelante
Paso 1: ILUSIÓN
Sostener un árbol seco,
sobre una nube,
frente al sol.
Magia.
La ilusión hace posible
cualquier cosa.
Paso 2: ESPIRAL DE OTOÑO
En lo oscuro,
una hoja de otoño
vuelve a contener el universo,
igual pero distinto.
Un año más,
una vuelta de espiral más.
Paso 3: SUFRIMIENTO
Un corte inesperado
en un corazón que nunca
supo decir no.
Paso 4: MALDAD
Nos deslumbró el bello manto de este ser.
Cuando nos dimos cuenta
era tarde.
Paso 5: VIAJE DE DOS
Hay gente que no sabe viajar sola.
Cuando se va,
¡queda tan vacío el andén!
Paso 6: VACIARSE
Aflojar los hilos que nos sostienen,
ir derramando el corazón,
poco a poco,
y caer
viendo cada vez más cerca el suelo,
sin fuerza para poner las manos.
domingo, 22 de noviembre de 2009
En tránsito
Te seguiré
por cada una de nuestras vidas
buscando tu rastro en la espuma
o recorriendo tus pisadas en el viento
o adivinando tu mirada en la niebla
Aunque cambies de forma
y tus ojos dejen de ser tus ojos
y tus labios ya no sean estos labios
Te seguiré
Aunque cambie de forma
y no me reconozca
y sean otras manos
las que quieran acariciarte
y sea otra voz
la que te llame
y no me reconozcas
Aunque ahogues en otros amores
nuestro desencuentro
Aunque el miedo
cierre tu memoria
Te seguiré.
Más allá de esta vida
y de esta muerte
y de las próximas vidas
y de las siguientes muertes
Te seguiré hasta el final
donde el infinito nos lleve
sólo para decirte
te quiero
eternamente
jueves, 19 de noviembre de 2009
Así empezó todo
Desde entonces, entre mis manos, retozan el sol y la luna.
La muerte, pequeña bola oscura, legó un día avasallando la vida con su cara de horror. Entró sin llamar, esparciendo sus gasas de exterminio por cada rincón. Intentamos detenerla con efluvios de optimismo que ni alcanzaron a rozarla. De a poco, mediana mancha negra se fue instalando en nosotros: primero, tomó el corazón como lecho y, después, la cabeza como despensa, y nos atrapó su fúnebre presencia congelándonos la sonrisa. Entonces nos atrevimos a nombrar su nombre, con miedo y sin respeto, para tentar su fuga. Pero, al fin, gran nebulosa negra, nos acostumbró a ella: cruzarse en el pasillo con su silencio, sentir su frío en el frigorífico, palpar su dureza en los muros, ver su vacío en la ventana. Se hizo tan de la familia que, a la hora de comer, ponemos un cubierto más en la mesa.